Tu gato se hace del baño donde no debe? Aprende a lidiar con el lío
Aunque a veces, nos encontramos con la sorpresa mal oliente en medio de un tapete o entre los zapatos o hasta encima de un cobertor. ¿Qué hacer si esto sucede?
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Primero debemos estar seguros que no se trata de una enfermedad. En ocasiones, cuando no se sienten bien, hacen del baño donde estaban, ya que no encuentran un lugar más apropiado con urgencia. Generalmente esto sucede cuando se sufre de diarreas agudas. Al descartar una enfermedad, debemos cerciorarnos de que el gato siempre tenga un arenero cerca. Es decir, no encierres a tu gato sin tener un arenero en la misma habitación.
Es importante que el arenero esté siempre limpio pues los gatos son muy pulcros y les desagrada entrar a un arenero sucio. No les gusta ensuciarse las patas o la cola con los desechos que ya se encuentran ahí.
Pero si no se trata de ninguna de las opciones anteriores, esto puede significar que el gato nos está señalando un problema de desagrado, como puede ser la arena que se usa o su ubicación dentro de la casa. Por ejemplo, no se debe dejar el arenero cerca del lugar donde come. Si esto sucede, lo más probable es que el gato solo comerá y o tomará agua pero no hará uso del arenero. Si el amigo peludo es nuevo en la casa, igualmente puede significar un problema de adaptación y hay que darle su espacio y tiempo para que se acostumbre.
Ahora, si se trata apenas de un bebé, puede significar que todavía no está adiestrado, que todavía no sabe del uso de los areneros. Lo mismo puede suceder cuando el gatito apenas se muda a una nueva casa y deberás enseñarle el lugar apropiado para hacer sus necesidades.
Para que el nuevo integrante de la familia aprenda a usar el arenero, deberás esperar a que haga del baño. Deja que lo termine de hacer bien, sumerge su nariz en lo que hizo y llévalo al arenero. Estando ahí, otra vez sumerge su nariz en la arena y, tomando suavemente entre tus dedos su patita, cava con su ayuda un poco de arena ¡eso será todo! Es un truco viejo y probado por generaciones. Recuerda no hacerlo con violencia ni con gritos y regaños: solo asustarás al gatito y no resultará más que en más “accidentes” pero en lugares más alejados y escondidos. Si no resulta a la primera, repítelo de nuevo. Pero si no funciona después de varios intentos, seguramente el problema no es el adiestramiento y hay que volver a revisar los puntos anteriores. No olvides de llevar a tu mascota con el veterinario de tu confianza si sospechas de una enfermedad.
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